Así lo advierten vecinos del Barrio Rodrigo Bueno, quienes indican que fueron relocalizados para que avance un emprendimiento inmobiliario de la empresa IRSA.
Vecinos del barrio Rodrigo Bueno, ubicado en la Costanera Sur porteña frente a la exciudad deportiva de Boca Juniors, están en conflicto con el Gobierno de la Ciudad por su relocalización. Denuncian que fueron cambiados de lugar de manera forzada para facilitar el avance de un mega-emprendimiento inmobiliario de la empresa IRSA, sin que las viviendas tuvieran un «apto técnico».
La situación fue denunciada por organizaciones sociales y barriales tras el desalojo de las familias que residían sobre la ribera del canal del Río de la Plata que linda, por un lado con la Reserva Ecológica Costanera Sur, pero que también queda enfrente al predio donde IRSA proyecta levantar el desarrollo conocido como «Costa Urbana», que tendrá unas 20 torres de 145 metros.
La desocupación de las viviendas del borde costero comenzó hace algunos meses como parte del plan de urbanización que el Gobierno porteño ejecuta en el barrio en el cual habitan cerca de 3.000 personas y el cual contempla «la construcción de 611 viviendas nuevas, el mejoramiento de edificaciones existentes y la dotación de infraestructura para el acceso a los servicios», según informó el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), a cargo del plan.
Según contaron a la prensa los vecinos afectados, la mudanza obligada fue para que «tuvieran buena vista» los potenciales compradores de los departamentos que se levantarán en los terrenos de IRSA y, para ello, las familias fueron reubicadas en viviendas del sector de Rodrigo Bueno conocido como «Barrio Histórico», las cuales presentaban serios problemas de infraestructura.
«Estaban apurados por despejar el verde costero», afirmó María, quien fue trasladada a una vivienda «que se está cayendo a pedazos» y que tiene filtraciones por el techo, pero también por el piso ya que está construida encima de un pozo ciego que recibe los desagües cloacales de las restantes casas de la manzana lo que hace que «viva encima de excrementos humanos».
A partir de esta situación, las familias se reunieron con funcionarios del Instituto de la Vivienda de la Ciudad para reclamar por el pésimo estado de las construcciones en un encuentro del cual también participaron Jonatan Baldiviezo y María Eva Koutsovitis, del Observatorio del Derecho a la Ciudad.
«Estamos desesperados porque la situación es crítica, mientras que (Horacio) Rodríguez Larreta promociona al barrio para su campaña electoral, acá la urbanización no está completa, apenas alcanza un 60%», dijo otra vecina del barrio que pidió no dar su nombre por temor a quedar relegada en las mejoras habitacionales que demandaron.
Por el Gobierno de la Ciudad habló el IVC. Desde ese organismo aseguraron que «al día de hoy fueron relocalizadas 572 familias a las nuevas viviendas y actualmente estamos llevando adelante la demolición de las viviendas vacías que se encuentran sobre el borde costero y sobre las trazas de las calles previamente planificadas como parte del proyecto de integración».
Consultados por el reclamo de las familias relocalizadas, señalaron que no fueron relevadas durante el censo que se hizo en el barrio en 2017, por lo cual «no les corresponde una vivienda nueva».
Koutsovitis coincidió en que «el proceso de reurbanización está lejos de estar concluido porque no resolvió las condiciones de hacinamiento de muchas de las familias que están en el Barrio Histórico y están pendientes los trabajos para los accesos a los servicios públicos básicos, como el agua potable, el sistema cloacal y un tendido eléctrico seguro».